En las operaciones fiscales que cada uno puede llevar dentro de una entidad se lleva a cabo el cobro de impuestos, los cuales son un porcentaje de retribución por la actividad económica efectuada y aquí podemos encontrar distintos tipos, por ejemplo el impuesto progresivo, pero, ¿qué es?
El impuesto progresivo es establecido en función de la base imponible, lo que quiere decir que el porcentaje aplicado sobre la base imponible incrementará a medida de que la capacidad económica del contribuyente también incrementa. En otras palabras, podemos decir que a mayor renta, más grande es el porcentaje impositivo de la actividad.
Esto suele llevarse a cabo en aquellos impuestos aplicados sobre la renta individual, ya que el objetivo es la redistribución equitativa de la riqueza, disminuyendo así la presión tributaria que existe sobre las rentas más bajas, por lo que los individuos que sean capaces de demostrar mayor capacidad económica, asumirán más carga fiscal.
¿Cómo afectan los impuestos progresivos?
Así como hay críticas para cualquier tipo de cargo extra que se lleve a cabo por efecto de realizar nuestras operaciones personales o de nuestra organización, también existen críticas para los impuestos progresivos, ya que existen situaciones en las que estos no se ven como la mejor operación frente a un contribuyente.
Como ya lo vimos, se dice que los impuestos progresivos están creados para lograr una mejor distribución de la renta, sin embargo, hay un sector de la población que encuentra inconvenientes en la aplicación de estos impuestos, los cuales son:
- Grava más a las familias que al contribuyente individualmente.
- Existe arbitrariedad en el momento en el que se fija, así como la modificación continua de un impuesto progresivo.
- Provoca desmotivaciones sobre los incentivos de trabajo, ya que propicia el pago de un impuesto más elevado.